No hay nada mejor que
disfrutar de las mariposillas en el estómago que aparecen antes de salir a
escena… ¡mmm! es una sensación totalmente placentera que, como actores, nos da
la vida. Pero cuando estas mariposas se transforman en un ser enorme,
incontrolable y destructivo que en vez de hacerte gozar te hace sentir
angustia, taquicardia, nudos en la garganta, dolor de estómago… habrás sido
invadido por el pánico o miedo escénico, ¡pero tranquilo, tiene solución!
El miedo escénico se
refiere a la sensación de
estar aturdidos y sin recursos ante un público. Nos sentimos amenazados y
no preparados para enfrentarnos a los espectadores, estamos convencidos de que
no lo vamos a hacer todo lo bien que podríamos y que no daremos la talla.
La primera clave que
tenemos que entender es que el
miedo escénico no se quita, sino que podemos
aprender a dominarlo y gestionarlo de manera positiva. Lo que antes veíamos como algo
incontrolable, debemos hacerlo controlable para poder disfrutar de lo que más nos
gusta en este mundo… actuar.
Seguramente estés
pensando que la teoría es muy fácil contarla, pero que la práctica es otra
historia. Venimos a tranquilizarte, ya que existen
trucos que realmente
funcionan…
1. Trabajo previo
Cuando hay un trabajo
previo bien hecho, se eliminan muchas de las inseguridades que provoca el
pánico escénico, como quedarse en blanco. La seguridad que produce el haber
trabajado con anterioridad, hace que confíes de forma natural en tus recursos,
simplemente porque los tienes. Es como salir con una gran mochila de la que
puedes ir sacando cosas según las vayas necesitando.
Por todo ello,
podemos afirmar que el pánico escénico se domina trabajando y eliminando toda
incertidumbre. Así que ensaya todo lo que puedas y realiza un fuerte trabajo de
preparación, que no haya nada que se te escape.
Recuerda que
conocimiento=seguridad, y seguridad=confianza.
2. Visualizar
previamente el momento
Lo ideal es tener la
posibilidad de llegar un
poco antes al lugar
donde realizaremos nuestra interpretación, para así familiarizarnos con el
entorno y realizar esta labor de visualización in situ. Nos imaginaremos a
nosotros en ese sitio actuando, iremos poniendo cara a la gente que nos va a
observar…
Si no tenemos la
suerte de poder ver a nuestros espectadores o el lugar en que actuaremos antes
de nuestra interpretación, tendremos que imaginar y recrear ese momento en
nuestra mente. Esto es una tarea fácil para nosotros, que somos expertos en
crear
Deberemos centrarnos
en dos puntos:
·
Lugar: recrea
en tu mente la luminosidad del teatro o plató en cada rincón, qué temperatura
hay, de qué medios técnicos dispones, cómo está distribuido todo lo que
contiene… si puedes, siéntate en una de las butacas o sillas donde se sentará
el público que te observará, o si es un rodaje, colócate donde se situarían las
cámaras y el equipo técnico, así te sentirás como uno de ellos y verás “con sus
ojos”.
·
Público: es importante no
idolatrar a nuestro público creyendo que son semi-dioses que nos juzgarán y
reaccionarán mal a lo que hagamos. La gente que nos verá actuar son
personas normales y corrientes, que quieren vernos triunfar y que entienden el
valor que tenemos al exponernos realizando una interpretación. Lo más seguro es
que muchos de ellos jamás se atreverían a hacer lo que nosotros hacemos y nos valoran muy positivamente solo por hecho de
tener el coraje de salir ahí.
·
Visualízate actuando y triunfando:
imagínate lleno de seguridad, con muchísima confianza en ti mismo realizando tu
interpretación, de principio a fin. Visualízate conectando contigo mismo y con
tu público, recibiendo miles de aplausos… en resumen, visualízate como un actor
triunfador.
3. Concentrarse en las
primeras palabras de nuestra interpretación
Las primeras palabras
o frases de nuestro texto debemos tenerlas totalmente automatizadas en nuestra
mente, no puede haber ninguna duda al interpretarlas, deberían salirnos de
forma casi automática. Tener el inicio bajo control hará que empecemos de forma
fácil y que pronto nos soltemos.
A la hora de ensayar,
a esas primeras palabras deberemos dedicarles una especial atención,
memorizarlas y ensayarlas de forma mucho más intensa.
Una vez las sueltas y
“te tiras a la piscina”, durante el resto de la interpretación te sentirás como
pez en el agua (si has realizado bien los pasos que hemos explicado
previamente, ¡claro!)
4. Mantener la calma
Es importante que
busques ejercicios de
relajación que te funcionen,
que te hagan sentir bien contigo mismo y que puedas hacer en cualquier sitio.
Normalmente los que mejor funcionan están basados en la respiración o en
algunas modalidades de meditación.
También es
fundamental el ejercicio
físico, que deberás practicar en dos momentos diferentes:
·
Bastante
antes de la
interpretación, en otro lugar (por ejemplo, en casa, por la calle, en el
parque…) deberás hacer un entrenamiento de alta intensidad para soltar todos
los nervios y energías tóxicas que almacene tu cuerpo. Además, este tipo de
ejercicio te permitirá llegar en un estado físico óptimo al momento de actuar.
·
Un
rato antes de la
interpretación, en el propio lugar donde actuarás: se trata de que tengas tu
propia tabla de estiramientos y masajes, que puedas realizar en cualquier
sitio, sin depender de nadie. Se centrarán especialmente en las partes de tu
cuerpo que se te agarroten con mayor facilidad a causa de los nervios, como
cuello, espalda o músculos faciales.
Somos actores,
disfrutamos comunicando, contando historias, empatizando con el público,
descubriendo nuestras emociones… no dejemos que el pánico escénico no nos deje
vivir algo tan increíble.
¿Te has sentido
identificado con lo que hemos contado en este post? Nos encantaría que nos
contaras qué te funciona para combatir el pánico escénico, ¡seguro que puede
ayudar a muchos de nuestros lectores!
Tomado de: www.premiereactors.com