Quieres aprender a actuar, pero no sabes si estudiar
actuación para teatro, o para cine, debes saber que aunque la interpretación en
ambas disciplinas tenga la misma esencia, existen importantes diferencias que
no debemos olvidar.
Hoy vamos a conocer algunas de esas diferencias.
En el teatro la interpretación de un actor gira en
torno al cuerpo y la voz y en el cine la cara es el elemento clave.
Y esta diferencia viene marcada por el público.
En el teatro ese público puede encontrarse a pocos o
muchos metros de distancia del actor y aun así debe poder ver, oír y entender
la obra con claridad, con lo que el actor debe actuar siempre para
la última fila.
Por ello, el resultado del trabajo de un actor es
una interpretación amplificada de la realidad a través del cuerpo y la voz.
Por el contrario, en el cine tenemos cámaras y
micrófonos que te ven y escuchan. La interpretación de un actor, por tanto,
debe ser mucho más natural y tiene que actuar acorde a la distancia que
mantiene con el resto de personajes en la escena, como si fuera la vida real.
Se dice incluso que a veces es mejor actuar menos que más, pues la
iluminación, música, efectos y otros elementos audiovisuales realzan ya de por
sí su interpretación.
La proyección de energía en teatro tiene que
dirigirse hacia el público, a través de grandes gestos visibles y
una voz con suficiente volumen, proyección y vocalización. El
objetivo del actor es hacer todo más grande sin parecer que lo está exagerando
demasiado. Las expresiones faciales aquí no tienen tanta relevancia, pues el
guiño de un ojo en teatro sólo lo distinguiría el público de las primeras
filas.
El cine proyecta una imagen mucho más definida y con
más detalle. Un primer plano ocupa toda la pantalla, con lo cual la actuación varía.
En este caso la cara debe ser tu arma, y en especial tus ojos:
saber transmitir con los ellos es importantísimo en primeros planos,
controlando incluso el parpadeo para dar el mensaje adecuado. Deberás utilizar
pequeños gestos y tics faciales, temblores o movimientos muy sutiles para hacer
creíble al personaje. En cuanto a tu voz, ésta será mucho más natural que en
teatro, puesto que habrá micrófonos y no necesitarás proyectar.
En teatro el público presente es quien decide en que
parte del escenario, o del actor poner su atención.
En cine el espectador solo ve los planos que el
director le muestra a través del montaje final de la película.
Otra diferencia podemos encontrar en el lugar o
sitio donde se realiza la actuación, ella determinará que esta sea diferente en
cada caso:
Teatro escenario, cine set o locación.
Mientras en teatro hacemos uso del espacio a través
de amplios movimientos coreografiados, en cine la actividad corporal es a
menudo mucho más limitada, de acuerdo al plano en el cual se esté grabando, no
siempre tu cuerpo se ve en pantalla y si lo utilizas demasiado sin que se vea
puede resultar en gestos raros o incluso cómicos. El actor debe saber qué tipo
de plano rueda en cada momento para saber adaptarse.
CONTINUIDAD ACTORAL, EMOCIONAL
La otra gran diferencia entre estas dos disciplinas
es el raccord escénico y emocional.
En teatro se interpreta la obra completa, de
principio a fin, lo que ayuda al impulso dramático, mientras que en
cine las escenas no se graban por orden, lo que hace que no haya
sentimientos acumulados.
En este caso impulsarás tus emociones desde
cualquier punto, y para eso tienes que asegurarte de saber qué tipo de planos
se va a usar, en qué orden se van a rodar las escenas y tomar muchas notas en
el guion para mantener la continuidad.
En cine además hay que tener otras muchas cosas en
cuenta. Debemos realizar nuestros gestos con precisión, pues
la coherencia en nuestros movimientos y posturas facilitará el
trabajo de montaje: si no, no habrá raccord.
Recordamos también que el actor que repite en la
escena muchas veces falta o es sustituido si no entra en plano, lo que
dificulta un poquito más nuestra interpretación.
Aunque el teatro ofrece una mejor ayuda que el cine
al progreso de nuestras emociones gracias a su continuidad, también tiene sus
desventajas.
Si el actor se equivoca el público los puede notar,
especialmente si se trata de una obra conocida. En este caso, el
espectáculo debe continuar sin interrupción e intentando que se note lo
menos posible. En directo no hay segundas oportunidades.
En cine un actor puede cometer pequeños errores sin
consecuencia, pues las tomas se pueden repetir, aunque… intenta no contar
con ello. Las equivocaciones molestan a todos y si son constantes te pueden
hasta despedir.
Deja que las tomas se repitan porque el director no
está convencido con la iluminación o por cualquier motivo técnico común como
que un avión se meta en plano. Trabaja siempre lo mejor posible y muestra tu
profesionalidad.
Además de poder repetir las tomas, el director puede
querer incluso cambiar parte del guion en el último momento, grabar
lo mismo de varias maneras (con diferentes interpretaciones “por si acaso”, por
ejemplo, una más contenida que otra) o incluso grabar dos escenas alternativas
para decidir luego con qué parte de la historia se queda. Esto hace que en el
cine los ensayos suelan ser un lujo, y en teatro, como se dispone de
más tiempo, los haya para poder desarrollar con éxito la interpretación.
¿Y la televisión?
Podríamos decir que el trabajo de televisión
es muy parecido al cine debido a calidad de imagen, especialmente
ahora que las pantallas que tenemos en casa son cada vez más grandes y por
tanto se suele incluir dentro de éste. Un actor preparado para actuar ante la
cámara estará preparado para trabajar tanto en cine como en TV.
Sin embargo el ritmo de rodaje mucho más
fluido en la pequeña pantalla. Se improvisa más y se graban menos tomas
pues el trabajo se hace a contrarreloj y no hay mucho tiempo para tocar y
retocar. En definitiva, el trabajo es más dinámico.
En cuanto a la interpretación en este medio, a veces
es sutilmente más exagerada que en cine pues debe entretener y
distraer, o sino el espectador, impaciente y con el dedo puesto en el botón del
mando a distancia, cambiara de canal ante cualquier pausa dramática más larga
de la que espera.
¿Qué deberías estudiar?
No es mejor estudiar una cosa que la otra. El teatro
profundiza más en la proyección de emociones y te da tablas, y la formación en
cine te aporta además habilidades en técnicas muy concretas.
Los actores con más experiencia en cine y TV fallan
más en la proyección de la voz hacia el público, y al contrario, los que vienen
del teatro en su poca sutileza o falta de control. Como en casi cualquier otra
profesión, en la interpretación no existe un límite de cuánto puedes aprender,
y siempre habrá técnicas o campos en los que puedas mejorar. Por eso, lo mejor
es estudiar una cosa y complementar con la otra, y obtener una
formación completa en las dos áreas de especialización.
Si todavía no te has decidido, echa un vistazo a
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Se dice la televisión te da popularidad, el cine
inmortalidad y el teatro te da prestigio.
El éxito de un actor muchas veces se basa en la capacidad
y el deseo de trabajar en los dos campos. Por eso, entender las diferencias que
existen entre cine y teatro es el primer paso para lograr ser un actor flexible
capaz de adaptarse a cualquier proyecto.
¿Prefieres actuar para teatro, cine, o amas los dos
por igual? ¡Déjanos un comentario y cuéntanos por qué!
Basado en: www.premiereactors.com
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